domingo, 4 de julio de 2010

¡Por fin luz verde!


Nunca había tenido tantas ganas de comenzar a masacrarme la tripilla con las inyecciones. Despues de nuestra pasada visita a IVI Valencia el 25 de junio, la doctora Crespo me dio luz verde a comenzar con la estimulación.
Uf, la estimulación. Primero vienen una serie de inyecciones para frenar los ovarios y tras eso, llegan las potentes hormonas estimulantes. El chute glorioso que te convertirá los ovarios en racimos de uvas. Bueno, al menos los míos, que son poliquísticos. Pero el caso es que hoy, jugando a las farmacias, mezclando polvitos y sueros, midiendo la pluma y tratando de no perder ni una gota de la preciosa medicina me ha entrado un agobio tremendo por todo, por las veces que ya me he pinchado, por volver a tener que inyectar este cocktail a mi cuerpo, porque no quiero fallar en nada que esté en mi mano, porque me siento torpe y porque la incertidumbre del resultado final del tratamiento me mata.
Menos mal que mi churri se ha comprometido a cargarme él la medicación todos los días para que lo mío solo sea llegar y pinchar. (Gracias!)

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